Consideraciones previas sobre la restauración del capitalismo en Albania

«El enemigo de clase es astuto, brutal, por eso debemos ser severos en extremo, implacables y luchar a vida o muerte con él. El enemigo no perdona, por ello nosotros no sólo no debemos darle cuartel, sino liquidarlo desde sus propias raíces. No debemos alimentar ilusiones respecto al enemigo ni hacerle concesiones.» | Enver Hoxha, Nuestro Partido desarrollará como siempre con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases (1966)

Análogamente a lo ocurrido en la Unión Soviética luego de la muerte de Stalin, tras la muerte de Enver Hoxha a mediados de 1985 comienza en Albania un proceso de contrarrevolución más o menos encubierto que concluiría en la completa destrucción de la dictadura del proletariado, es decir, en la restauración del capitalismo en todos los campos. Dicho esto, se debe advertir al lector que es un error asumir que como se señala que este proceso ocurre a partir de la muerte de Hoxha se está aceptando que un hombre o un puñado de hombres pueden decidir el destino de una nación. Esa es una concepción idealista que no debe tener lugar en ningún análisis histórico serio.

En Albania, debido a su historia de lucha, Enver Hoxha gozaba de una gran y merecida una autoridad entre las masas y su Partido. Cuando los enemigos del socialismo comprendieron que si se enfrentaban abiertamente a Hoxha el Partido los aplastaría -como sucedió con el titoísta Koçi Xoxe-, cambiaron de táctica y comenzaron a luchar encubiertamente, a ganar posiciones dentro del partido escondidos bajo la bandera roja de Hoxha. Algunos de estos revisionistas encubiertos fueron detectados a tiempo (Mehmet Shehu, por ejemplo), pero otros -debido a deformaciones burocráticas en el Partido, a un debilitamiento de la vigilancia revolucionaria, etc.- permanecieron dentro del Partido del Trabajo, esperando agazapados su momento.

Y fueron éstos precisamente los que, una vez muerto Hoxha, saldrían a la luz. Pero no lo hicieron de golpe. Primero debían desacreditar su obra, y efectivamente lo hicieron haciendo que el culto hacia su persona alcance dimensiones monstruosas -construyéndole, por ejemplo, un gigantesco museo, decenas de enormes estatuas, llamar a cuanto edificio importante haya con su nombre, etc. Debían, a su vez, incapacitar a los cuadros marxistas, extender la idea de que el sistema socialista había perdido frente al capitalista -tomando como ejemplos la caída de los regímenes burgueses-revisionistas del Este-, enaltecer la «libertad pluralista» y la competencia «generadora de progreso» Occidentales, etc., etc.

De manera introductoria para abordar este proceso contrarrevolucionario, ofrecemos a continuación un texto que sumariza los acontecimientos ocurridos en Albania a partir de la muerte de Hoxha, es decir, que trata lo que sucedió, pero no por qué sucedió. En las próximas entradas intentaremos profundizar un poco más en las causas de estos trágicos acontecimientos.

Los acontecimientos políticos en Albania desde la muerte de Enver Hoxha

Partido Comunista Unificado de Albania

(2000)

La muerte de Enver Hoxha en abril de 1985 marcó el inicio de un proceso de liberal-burocratización del Partido y el estado, que condujo finalmente al derrocamiento del poder del pueblo (la dictadura del proletariado). El primer paso fue la promoción de interminables discusiones, de elogios y jactancia. El 16 de septiembre de 1982, en un mitin para conmemorar la Conferencia de Peza (60° aniversario de la organización del pueblo sin distinción de religión, distrito o perspectiva, para luchar contra los invasores fascistas italianos), el camarada Enver Hoxha efectivamente delegó [el poder] a su “camarada en armas” Ramiz Alia. A partir de este momento Ramiz Alia emprendió un viaje por todas las regiones del país para familiarizarse con las preocupaciones y las demandas de las personas, evaluar las relaciones del Partido con el pueblo y evaluar los cuadros.

El fenómeno más evidente fue el gran interés de los trabajadores y campesinos en Enver Hoxha. La lección era clara, y Alia recorrió Albania cantando loas a Enver, procurando demostrar que él era un fiel discípulo de Enver, y por tanto un digno reemplazante. El porvenir demostraría que de esta manera Alia procuraba ganarse la confianza del pueblo como un fiel hijo del Partido, demostrar que él encabezaría al Partido a lo largo del camino de Enver.

Los interminables mítines en las granjas cooperativas, en las empresas, y en las instituciones estatales, juntas con las acciones de masas organizadas durante la semana laboral, no podían dejar de tener un efecto negativo sobre la producción. El caos resultante y el significativo descenso en la producción gradualmente crearon un clima desfavorable para cualquier progreso.

Los fieles comunistas, los veteranos acostumbrados a los sacrificios, los obreros de la vanguardia y los campesinos e intelectuales revolucionarios preocupados por el destino del socialismo, se opusieron al célebre programa de “autofinanciación” (Autoadministración), que se presentó como un programa “para salir del cascaron” y dar a la economía “un gran salto adelante”. Pero sus voces de protesta no fueron oídas. En lugar de tomar medidas necesarias para continuar con la revolucionarización del Partido y el estado, Alia realizó otro experimento en forma de “la campaña contra la mediocridad”, por medio de la que pretendía unir en torno a sí mismo a los arribistas descontentos.

En 1989 Alia proclamó una amnistía a los saboteadores, diversionistas y agentes de los servicios de inteligencia extranjeros, a pesar de su condena por los tribunales. Esto animó a las fuerzas contrarrevolucionarias a iniciar otras campañas, a pesar de que todavía no se sintieran capaces de salir abiertamente con exigencias para tomar el poder de los obreros y campesinos. A su cabeza se hallaban los arribistas, los charlatanes e hipócritas, los estratos sociales más privilegiados (quienes pretendían aumentar sus privilegios bajo el nuevo sistema que preparaban), los burócratas y liberales que habían sido despedidos de sus cargos por defectos de carácter, y las personas que habían sido expulsadas del Partido.

Mediante una serie de “reformas económicas y políticas” Alia hizo que el trabajo se interrumpiera, empeorando de día a día el suministro a la población de productos básicos como la leche, huevos, carne, mantequilla, queso, verduras, y hasta pan. La vivienda, el transporte, los servicios sociales e incluso la sanidad fueron sometidos a una importante disminución como consecuencia de la degeneración de la disciplina en el trabajo. En vez de utilizar la experiencia revolucionaria de las amplias masas de la población, el renegado Alia culpó a la “sequía prolongada”, y bajo el lema de la “democratización” llevó al Partido y al Poder Popular al borde de la destrucción total.

Los líderes del Partido fueron atados con interminables e inútiles reuniones, y de esta manera perdieron sus relaciones con las masas, por no mencionar su confianza. Por su parte, la prensa se convirtió en un semillero de mala información y oportunismo, que glorificó el “socialismo” europeo, japonés, americano, nórdico, etc.

Todo esto repugnó enormemente a los comunistas honestos, a los trabajadores y campesinos, quienes expresaron su oposición a este camino abiertamente revisionista. Con ellos se encontraban incluso una parte de los servicios de información, pero vanamente. La caída en la pasividad de las amplias masas de la población, que estaban cada vez más descontentas, dio a las fuerzas de la contrarrevolución la posibilidad de salir a las calles de las ciudades donde la injusticia y la negligencia eran mayores.

El affaire de las embajadas fue el acontecimiento más serio, puesto que siguió a un detallado plan Occidental dirigido contra la Albania Socialista y contra los albaneses en todo el mundo. El 2 de julio se llamó la atención internacional a la Reunión de Kacanik, que (debido a la opresión nacional ejercida por el régimen chovinista serbio) constituyó un acontecimiento de gran importancia para los kosovares en el camino de la separación de la Federación. Más de 5,000 personas fueron animadas a dejar el país, estimulando nuevos éxodos. Kadare exigió el exilio político en Francia, después de condenar a los emigrantes de la embajada con palabras banales. El mitin de Tirana dio el visto bueno a las fuerzas contrarrevolucionarias, y fue precisamente porque éstas no tomaron ventaja de esto que el Partido comenzó a revolucionarse a sí mismo. Pero era demasiado tarde; la degeneración había ido demasiado lejos. Las acciones de Alia atestiguan lo que más tarde admitió en sus memorias —que sus acciones apuntaban de manera consciente a la liquidación del socialismo y la restauración de un sistema capitalista.

La verdadera relación de fuerzas se vio en febrero de 1991, cuando la estatua de Enver Hoxha ubicada en la plaza central de Tirana fue derribada. La cólera del pueblo por este acto de escandaloso vandalismo fue expresada en masivas manifestaciones por toda Albania, en las que Alia fue denunciado abiertamente como un traidor. Los manifestantes corearon al unísono: “¡El presidente es un traidor!” “¡El presidente a la horca!” “¡Viva Enver Hoxha!” De hecho, más de dos terceras partes de las personas deseaban seguir a lo largo del camino del socialismo —una cifra confirmada en las elecciones del 31 de marzo del mismo año. La contrarrevolución se vio obligada a retirarse temporalmente, pero en su X Congreso Alia dio la señal para destruir completamente al Partido del Trabajo de Albania.

Este momento marcó una movilización de las fuerzas contrarrevolucionarias para asumir el poder. Por otra parte, los miembros revolucionarios y partidarios del PTA, condenaron a Alia como un renegado del marxismo-leninismo.

El 23 de noviembre de 1991 (14 días después de la aprobación del Ministerio de Justicia) Milloshi violó los principios del Partido declarándose su líder. El representante del distrito de Gjirokastra denunció inmediatamente esta acción como “un peligroso golpe de estado contra el Partido” y exigió la formación de una Comisión de Iniciativa (ahora llamada, después de su formación, Comisión Organizadora) para resolver el asunto. La propuesta de compromiso “un partido unificado” fue el pretexto de este aventurero para sabotear sistemáticamente la publicación de la prensa del Partido, su participación en las elecciones de marzo de 1992 y todos los asuntos del Partido.

El 2 de mayo fue a Corea para firmar una declaración oportunista que aceptaba la existencia del socialismo mundial (es decir, en Corea, China, Cuba, etc.), a cambio de la cual recibió algunos coches, fondos y productos alimenticios como precio por la potestad de intervenir en los asuntos de los comunistas. Esto fue denunciado en la primera reunión del Comité Organizador. El Comité del Partido Comunista de Albania [le condenó] después de su arribo de Corea, junto con sus declaraciones tales como “Kim II Sung es un notable marxista-leninista”, y “Corea está edificando el auténtico socialismo”. Los delegados de Gjirokastra votaron con la mayoría. Por su actividad desviacionista y saboteadora, Milloshi fue convocado a Gjirokastra para aclarar su posición. A partir de ese momento rompió todas las relaciones con los comunistas de ese distrito y adoptó la misma actitud hacia la mayoría del COC del PCA.

El 16 de julio de 1992, siguiendo el consejo de Guillermo Ryerson, el Embajador norteamericano en Tirana, fueron tomadas por el Parlamento varias decisiones de carácter fascista, por ejemplo:

  • la prohibición del PCA;
  • el despido de todos los comunistas de sus puestos de trabajo;
  • el desarme de todos los ex militares;
  • la cancelación del Día de la Liberación como una fiesta nacional,
  • la exhumación de los Héroes del Pueblo —Enver Hoxha, Hysni Kapo y Myslim Peza del Cementerio de los Mártires de la Nación;
  • la detención de la viuda de Enver Hoxha, Nexhmije Hoxha, y más tarde de su hijo Ilir Hoxha;
  • la detención del líder del Partido Socialista, Fatos Nano, bajo la acusación de haber malversado ayuda alimentaria (un cargo no probado hasta el día de hoy);
  • la adopción de una política servil al imperialismo, siguiendo el camino iniciado por Alia; etc.

Los juicios a opositores políticos por desagradables cargos falsos tuvieron lugar en todos los niveles. Todos los intelectuales progresistas, en particular los periodistas, cayeron bajo el fuego enemigo. Muchos comunistas fueron encarcelados y torturados en unas condiciones tan malas como las sufridas bajo las ocupaciones hitlerianas e italianas. Muchos de ellos murieron en aislamiento. El terror blanco impuesto por la policía de Berisha fue tan feroz como el de la policía serbia en Kosovo.

La destrucción de la economía nacional fue uno de los crímenes nacionales más graves, volviendo al país completamente dependiente de las potencias imperialistas de Occidente. Esto aumentó el desempleo a niveles escandalosos, mientras que más de 5.000 albaneses fueron obligados a vagar por los caminos del mundo para buscar su pan. Aún más trágico fue el destino de la juventud, en especial el de las 30.000 muchachas deportadas por la mafia para trabajar como prostitutas en Europa occidental.

Por los medios más sucios Berisha creó una rica clase burguesa así como Alia y Nano habían creado una clase de pequeña y mediana burguesía mediante la privatización de las pequeñas tiendas y talleres a precios nominales.

Según el programa del Partido Democrático el sistema judicial ha sufrido severos golpes. Sobre el curso de tres a seis meses, los nuevos magistrados del Partido Democrático “fueron entrenados”, pero fueron incapaces de resolver hasta el más simple de los casos. La corrupción, el contrabando y demás tipos de tráfico ilegal rápidamente florecieron y despertaron la envidia de incluso los hombres de negocios occidentales. La petición de Berisha para “sembrar las plantas más provechosas” animó a la gente a sembrar Cannabis sativa un narcótico muy rentable. La vida se hizo muy difícil para aquellos que habían trabajado y habían luchado incondicionalmente por la libertad y la construcción de Albania durante más de cincuenta años. Las pensiones ridículas eran insuficientes hasta para el pan y el café, y los absurdos sueldos de los doctores y profesores crearon un descontento masivo. La policía secreta se convirtió en un instrumento de terrorismo gracias al cual Berisha procuró intimidar a sus opositores mediante asesinatos y secuestro de niños.

Los actos particularmente condenables de Berisha fueron el abandono de la lengua nacional, el aumento de la brecha entre el Norte y el Sur, la humillación de héroes y mártires, el debilitamiento del ejército y el estado, la creación de compañías piramidales, la destrucción de las instituciones culturales, educativas y científicas, y la corrupción de la juventud.

Todo esto provocó las rebeliones de 1997, que proporcionaron un severo golpe a la dictadura fascista. La nueva burguesía, en colaboración con las potencias Occidentales, intentó manipular éstas sin lograr completamente sus objetivos. Los comunistas, a pesar de su indiscutible papel en la elevación de la conciencia antifascista del pueblo, fueron incapaces de desempeñar el papel dirigente en este movimiento popular ya que se dividieron y confundieron. Así, las rebeliones rápidamente degeneraron en la anarquía con consecuencias inoportunas para el destino del país. Berisha pretendió provocar una peligrosa guerra civil, pero fue incapaz de hacerlo puesto que “el ejército era tan suave como un melón de agua” (palabras atribuidas a Zhulali, Ministro de defensa en ese tiempo). De hecho, el ejército se componía de hombres con uniformes verdes y corazones rojos, ya que fue imposible sustituir inmediatamente a todos los soldados entrenados en el amor al pueblo y la patria.

Las elecciones de junio de 1997 proporcionaron un duro golpe al Partido Democrático, a pesar de la ayuda prestada a Berisha por su nuevo aliado Milloshi. Berisha intentó por todos los medios en su poder desestabilizar Albania, hasta el golpe del 14 de septiembre de 1998. La declaración de Milloshi de marzo de 1998 que instaba al “acuerdo entre los serbios y los kosovares” al mismo tiempo que el distrito de Drenica estaba siendo reducido a cenizas por el genocidio, demuestra que Milloshi había emprendido el camino del revisionismo, un camino que apunta a la extinción de las guerras de liberación y el sometimiento de los pueblos a las potencias imperialistas.

Los eventos de 1997 mostraron que el 26 de mayo de 1997 Berisha, colaborando con bandidos y criminales, había robado los votos del pueblo. Sus partidarios europeos buscaban el completo sometimiento de Albania a una política neo-Nazi (tal era la política del Partido Democrático encabezado por Berisha). Este comportamiento de Europa y los Estados Unidos —a veces en la confrontación y en otros momentos en el acuerdo— mostró que tenían un gran interés en Albania y que se esforzaban por decidir cuál de ellos debería dominarla. Durante los años más negros del terror fascista de Berisha los gobiernos de Occidente nunca dejaron de glorificar este tipo del gobierno, una política que alcanzó su punto culminante a principios de 1997 (los primeros momentos de la rebelión) cuando dijeron “apoyamos a Albania, ella debe continuar con sus reformas”.

La llegada al poder del Partido Socialista cambió sustancialmente la situación —sobre todo en el desfascitacion de la vida interna. Fue abolida la ley que prohibía el Partido Comunista de la vida política, se realizaron algunas concesiones en torno a la prensa y a los periodistas, y fueron reducidas las actividades de la policía secreta. Sin embargo, el gobierno de Nano dejó intacto el régimen de Berisha al nivel superior y con ello la posibilidad de un rápido desplome del gobierno —que no ocurrió debido a que el golpe de estado de Berisha-Rugova-Bukoshi no contaba con el apoyo de la gente.

Durante más de dos años los jóvenes criminales han formado peligrosas cuadrillas que han aterrorizado las ciudades y a los viajeros, causando una gran inseguridad. La economía destruida por la antipolicía nacional de Berisha no ha sido capaz de recuperarse, por el contrario, ha continuado reduciéndose, mientras que el odio del pueblo hacia la nueva clase de políticos burgueses ha crecido. Cada día no puede sino recordar el glorioso período del socialismo, y en particular las enormes transformaciones en la agricultura, industria, educación y ciencia bajo Enver Hoxha. Esto no puede ser negado ahora por nadie que posea el más mínimo sentido de realismo. Según una encuesta sobre los diez personajes más célebres del país realizada por la revista independiente «Nuestro Tiempo», Hoxha fue segundo sólo superado por Ismail Qemali (quien proclamó la independencia en 1912).

La educación, sanidad, el medio ambiente, han sufrido pérdidas enormes durante la década pasada. El analfabetismo, las enfermedades infecciosas, la quema masiva de árboles frutales y viñas, son fenómenos espantosos. El SIDA, la malaria, cólera, tuberculosis, poliomielitis, las epidemias causadas por agua contaminada, los accidentes de tráfico, los tiroteos indiscriminados —todos estos forman una nueva página en la estadística albanesa. Cientos de personas no disponen del mínimo alimento necesario para vivir, sin mencionar a aquellos que han muerto en la pobreza en el extranjero. En esta atmósfera contaminada, en un ambiente sin árboles o flores, el delito, la pobreza y la prostitución prosperan junto a una clase dominante cuyos ingresos son astronómicos, una clase que incluye a diputados, diplomáticos, ministros y jefes de la policía. La gente sencilla, repugnada por esta realidad, se pregunta: «¿Cuándo vamos a recuperar el poder que hemos perdido?”

Pero el movimiento comunista se mantiene por debajo del nivel necesario para esto, y la Quinta Columna ha desempeñado su papel en esto. Los elementos arribistas, avaros, a menudo obstruyen las purgas de los falsos comunistas de nuestras filas. Sin embargo, el tiempo está de nuestro lado. El capitalismo está destinado a la destrucción, y se llevará consigo a sus sirvientes revisionistas. Esto sucederá cuando nuestro partido llegue a ser realmente marxista-leninista, cuando sus miembros se conviertan en líderes de las masas en palabra y hecho, cuando estén listos para dar incluso su vida por su clase, el proletariado.

Pretendemos construir un partido semejante y tendremos éxito seguramente ya que somos capaces de construir sobre la experiencia de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Enver.

Publicado en Revolutionary Democracy
Traducido por Tiempos Rojos

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